En un esfuerzo por combatir el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, México ha inaugurado la primera Planta de Carbonización Hidrotermal en la Ciudad de México. Este innovador proyecto, impulsado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en colaboración con la Secretaría de Energía y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), busca transformar residuos orgánicos en recursos útiles y energía limpia.
Transformación de residuos en recursos valiosos
El nuevo módulo tiene la capacidad de procesar 72 toneladas diarias de residuos orgánicos, generando aproximadamente 8.7 toneladas de un material conocido como hidrochar. Este producto no solo tiene aplicaciones comerciales, sino que también contribuye a una significativa reducción de 24,600 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año, además del secuestro de 9,500 toneladas de carbono.
Luis Agustín Álvarez Icaza, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y líder del proyecto, destacó que el hidrochar tiene un valor económico considerable. “La CFE paga hasta 100 dólares por cada tonelada de carbón importado; nuestro hidrochar representa una alternativa local y sostenible”, comentó Álvarez Icaza.
La gestión de residuos en la planta
Este proyecto no solo se enfoca en la carbonización, sino que también aborda las limitaciones de las plantas de composta tradicionales que generan metano, un gas con un potencial de calentamiento global mucho más alto que el CO2. La planta forma parte de la estrategia Basura Cero del Programa Ambiental y de Cambio Climático en la Ciudad de México, que comenzó en 2021 con el apoyo del Fondo para la Transición Energética.
Proyecciones futuras
Álvarez Icaza mencionó que este módulo es solo el primer paso hacia un plan más ambicioso que contempla la construcción de 36 plantas adicionales en todo el país. Estas instalaciones tendrán la capacidad colectiva para producir hasta 300 toneladas de hidrochar diariamente y secuestrar hasta 342,000 toneladas de carbono anualmente. Esto posicionará a México como un referente en prácticas sostenibles y economía circular.
Situada en el área del Bordo Poniente, una región que anteriormente formó parte del lago Texcoco, esta planta representa una oportunidad clave para gestionar las más de 20 millones de toneladas de residuos orgánicos que se generan cada año en el país.
Con su capacidad para convertir residuos en recursos valiosos y su enfoque innovador sobre la gestión ambiental, este proyecto no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también contribuirá al desarrollo económico sostenible del país.